Voy llegando a mi castillo, fortaleza de muros y sueños, lugar de esperados encuentros… mi ser se reconforta, se que me estas aguardando… vuelvo con golpes, cortes, heridas del alma y del cuerpo…
Dejo mi espada, mi armadura, mis cosas, viene y me abrazas… tomas mi mano dura, áspera y la pone en tu pecho, siento tu corazón, exaltado, alegre, conforme.... pero en un momento me da vergüenza, esa mano que con su espada tantas vidas quito, tanta sangre derramo, tanto sufrimiento infligió, tocando y sintiendo algo tan puro, tan sublime, casi una criatura celestial, la quito de tu pecho y caigo arrodillado frente a ti, lloro como un niño, algunos momentos antes, en la batalla era el mas feroz de los guerreros, no le temía a nada, con mi espada le hacia frente a todos, tenia tu pañuelo que me dejaba tranquilo, pero lo mismo, era un animal feroz, cruel, casi inhumano, hasta creo que lo disfrutaba… mis sombras eran las dueñas de mi cuerpo y ahora, caigo rendido ante tanta pureza .... tu, mi doncella, haces aflorar en mi, el niño, ese ser tierno y dulce que muchas veces quiere protección, me abrazas, me unes a tu vientre, me tienes, me cuidas, tu, tan débil e indefensa, pero se que darías la vida por mi... mi leona protectora... pienso… ¿puede ser que cohabiten en mi estos dos seres? ¿La bestia salvaje y el niño indefenso? ¿Sombras y luz? ¿Alguien en este mundo tiene la respuesta?


11 de Marzo del año 1055 d.C.
Os veo llegar al fin desde las almenas de vuestra fortaleza y salgo corriendo a vuestro encuentro. Cuando os abrazo al fin os veo cubierto de sangre y, mientras os beso, busco en vuestro cuerpo alguna herida maldita de la que mane. Pero esta sangre no es vuestra, sino de los pobres soldados que tuvieron la mala suerte de enfrentarse a vos. Respiro aliviada, el Altísimo ha vuelto a salvaros en la batalla, permitiéndoos regresar a mí, invicto y vivo. Mis oraciones son escuchadas aún, a pesar de rezar por un sarraceno.
Mi corazón vuelve a latir, paralizado por el temor de veros herido. Mi alma os abraza y os consuela y juntos, ascendemos hasta las habitaciones donde está todo preparado para vos. Y os veo llorar como un niño. Y os protejo, ahora yo, y os amo como nunca, porque sé que sólo yo os conozco así. El resto del mundo conoce al general victorioso, al califa honorable, al protector de su pueblo. Pero sólo yo conozco al hombre, al marido, al amante. Y me siento dichosa de poder estar a vuestro lado.
Al menos esta noche sois tan sólo mío. Mañana partiréis de nuevo a esta guerra tan injusta, esta guerra en la que yo sólo puedo perder pues mis amigos militan en ambos bandos. Esta guerra en la que soy neutral por no poder dividir mi corazón. Pero sé que volveréis, en vuestro caballo, cubierto de la sangre de otros, de polvo, de sudor, para que yo os proteja en vuestra propia casa, con mi abrazo, tan sólo con el poder de mi amor.
Mañana volveréis a ser el guerrero fiero al que todos temen. Hoy sois mi amante fiel al que yo tanto amo.
0 comentarios:
Publicar un comentario