08 de Noviembre del año 1053 d.C.
El ruido del combate se oia a lo lejos, apagado de vez en cuando por los gritos de los heridos y moribundos. En la enorme tienda que era el hospital de campaña del ejercito Xarista, el cirujano hacia lo posible por salvar la vida de los soldados, maldiciendo la falta de medicinas para mitigar los dolores de sus pacientes.
De repente, un grupo de caballeros con pesadas armaduras y escudos de metal con el emblema de la señora aparecio en la entrada. Transportaban a un herido ¡y el medico se dio cuenta horrorizado que era la mismisima Xara en persona!.
“La capitana ha sido herida en el brazo por una saeta de esos malditos hijos de perra”
¡rapido!, ¡ayudale!, espeto el fornido caballero.
Era evidente que la joven doncella estaba sufriendo terriblemente. El medico examino cuidadosamente el brazo, pero su expresion se convirtio en un gesto de desesperacion cuando se dio cuenta de los devastadores efectos del virote de ballesta. El impacto habia atravesado las placas de armadura, incrustandose profundamente en el brazo y revelando la verdadera naturaleza del virote, el virote habia sido impergnado de un letal veneno. El medico habia visto esta herida años atrás cuando servia en las costas africanas. El veneno era extraido de una cobra y mezclado a la vez con mercurio, ese liquido era vertido en un cuenco con miel lo que le daba un aspecto carameloso y pastoso, despues se sumergia la punta de la flecha o virote quedando impregnada de esta sustancia y en una hora se habia endurecido esa materia y estaba lista para ser usada. Habia visto morir a muchos hombres por herida similares.
“¡Malditos perros del desierto! -penso, y despues susurro. Mi señora me temo que, para salvar vuestra vida, debo amputaros el brazo...!
Por la cara de la joven guerrera paso un gesto de miedo y furia, pero recupero el control inmediatamente, notando que sus hombres estaban alrededor. Despues hablo con una voz calmada y confiada.
“Soy una guerrera, he estado preparada para esto toda mi vida. Haz lo que debas”
El cirujano quedo paralizado por un momento, sorprendido y despues se armo de determinacion. Mientras preparaba sus herramientas, le dijo a su ayudante “Valdemar, ve en busca de ayuda, necesitare a diez hombres para sujetarla mientras la opero”
EL joven se giro para salir, pero la capitana le detuvo y le dijo con orgullo al medico:
“¡ni siquiera veinte podrian sujetarme contra mi voluntad! Dame esa vela, la sujetare para que tengas luz en condiciones mientras operas y puedas ver lo que estas haciendo...
... ¡vamos, corta!...
Minutos despues un mensaje notificaba la victoria sobre las tropas de Nuño Alvar ...
El ejercito enemigo ha sido aniquilado.

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